Quisiera que fuese más claro,
que su rostro brillase más
y sus zapatillas dijeran menos.
No hubo un “acción” ni un “corte”,
no estaba en el guion,
tan solo sucedió.
Yo buscaba una postal para mis amados,
ella daba un giro por uno de los suyos,
y aún así, todo fue milimétricamente dispuesto.
¿Fue su medio rostro quien se encontró con mi lente? o
¿fue mi media intriga la que encontró su búsqueda?
No era el tour de Karl Mark, ni la vinoteca la razón de estar ahí,
el borroso sujeto observándola estaba igual de ignorante a su presencia,
yo solo estaba allí, permitiendo mis manos ser manejadas por el universo,
y este siempre estuvo presente en los 5 arcos completos de su cuerpo.
Los más de 108 ladridos soportan el momento,
y aún incoloro,
la mística que se alberga aquí y ahora,
se queda corta en palabras.
Tu y yo tenemos la respuesta:
no fui yo ni fue ella,
fue aquello que está entre los dos.
Esta postal en Londres, surgió hace casi un mes, en uno de sus barrios de tonos oscuros; guiados por nuestra amiga y astrologa Cami Suarez (@sibila.co), rápidamente quise captar la larga calle con sus arcos, pero como dicen por ahí “uno propone, y el universo dispone”.
Después de escribir el texto que le acompaña, me di cuenta que era aún más divertida con una voz en off, así que les recomiendo poner el audio al comienzo de la publicación mientras observan la foto.
radhe radhe, Santi.